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¿Vivir unidos es desarrollo humano?


Por: Alfonso Villalva P. - Fondo Unido México, FUM



Fondo Unido México, FUM, es una institución de asistencia privada que más de 36 años de trayectoria en México. Su objetivo es lograr impactos comunitarios a través de la vinculación de empresas e individuos para crear cambios sociales de largo plazo.

FUM es parte de la red mundial de United Way Worldwide, la organización de impacto comunitario y sin fines de lucro más grande a nivel global, dirigida por voluntarios y con alcance multisectorial y multidisciplinario.

Gracias a su experiencia en el manejo de estándares para las entidades y programas de responsabilidad social corporativa, cuentan con la definición de buenas prácticas en el ramo, a través de las cuales se abordan temas como los siguientes: Evaluación de impactos, principios de responsabilidad financiera y transparencia, estándares de operaciones y gestión, movilización de recursos, entre otros.

A partir de este número de nuestro boletín, FUM, contará con un espacio permanente que sirva de referencia para nuestros lectores en materia de responsabilidad social corporativa.

En este primer artículo introductorio, contamos con una colaboración editorial del Presidente del Patronato, Alfonso Villalva P.

Más información de Fondo Unido México, disponible en: fondounido.org.mx

En el debate nacional e internacional, en cualquiera de los niveles de profundidad del análisis que se observe, desde las grandes mesas redondas de lideres sociales, académicos, políticos y empresariales -hasta las sobremesas familiares en las que tu y yo participamos cotidianamente-, es común encontrar, como ocupación tangible, el reto de la equidad para el desarrollo, no solamente respecto del género, sino también por características distintivas geográficas, étnicas, ideológicas, físicas y mentales.

Los conceptos de equidad han permeando en el ambiente y nos han hecho acaso más sensibles a las dificultades que en comunidad enfrentamos para crear condiciones funcionales en las que cada persona pueda desarrollar todo su potencial con el eje de sus aspiraciones, sus convicciones, sus sueños particulares.

Este hecho, por si mismo, ya representa un signo positivo en la construcción de una sociedad que impulse a todos sus miembros por igual. Sin duda, uno de los principales retos ante cualquier problemática social, es la concientización de los individuos de su existencia, y la asimilación, por parte de los propios individuos, de su rol como agentes de propuesta y de cambio.

Lo anterior no obstante, para muchas personas permanece la pregunta en el aire:

¿Cómo puedo hacer para generar resultados en mi comunidad?
Quiero, y por ello puedo, pero cómo pasar de esa charla de café, o de esa lectura técnica en la que muchos parecemos coincidir, a la acción, esa en la que yo puedo ser vocero, tutor, compañero o activista para que mi hija, mi vecino, la señora del puesto de tamales, o yo mismo, podamos encontrar el espacio que merecemos en nuestra colonia, equipo de trabajo, circulo familiar.

No es sorprendente que a mayor concientización de los retos sociales, indicadores tan robustos y reveladores como los del Desarrollo Humano y la Desigualdad de Género, presenten tendencias positivas y alentadoras en general, y en prácticamente todas las regiones de México, con algunas salvedades lamentables y apremiantes. Estar al tanto del fenómeno, abrazarlo como parte de nuestra vida diaria es, en sí mismo, un hecho que constituye un pilar de transformación.

La tarea suena monumental, evidentemente, para reafirmar esas tendencias y convertirlas en una modificación radicalmente positiva. ¿Cómo haces tú, entonces, para incidir en ellas? Parece difícil. Sin embargo, cada vez que tú, como voluntario o inversionista social, lees en voz alta a un niño, le explicas sus derechos a una adolescente, te involucras con la búsqueda de una educación de calidad para todos o contribuyes a la edificación de una escuela, a su iluminación, estás impulsando el siguiente paso, sólido e irreversible, en el rumbo preciso de una tendencia positiva de todos los indicadores.

Está muy claro que la inaceptable situación de alta marginación que se sigue presentando en entidades como Oaxaca, Guerrero, Chiapas, Veracruz, entre otros estados, también mantiene una correlación con la brecha de Desarrollo entre mujeres y hombres en las mismas ubicaciones geográficas, donde se requieren con urgencia políticas públicas acertadas, objetivas, respetuosas de la cultura comunitaria y, especialmente, con visión de largo plazo. Es cierto, pero no por ello resulta menos importante la acción y el liderazgo de los integrantes de la comunidad.

Quizá, precisamente, sea al contrario, pues es ese liderazgo ciudadano, visionario y enriquecedor, el que palmo a palmo va conformando la idea de crisol comunitario en el que convergemos todos los que a fin de cuentas formamos parte de cada grupo social, incluyendo a quienes hoy tengan una responsabilidad u otra.

Siempre he estado convencido de que el éxito de la comunidad condiciona el nuestro, y no viceversa. En las colonias, pueblos, grupos y equipos en los que me ha tocado el privilegio de atestiguar un involucramiento generalizado por el bienestar estructural colectivo, también he podido ver las caras más felices, las sonrisas más satisfechas. La manifestación tangible de ese desarrollo que incluye a todos, que no deja a nadie atrás.

Vivir unidos, entonces, por el desarrollo colectivo que incorpore a todos con una oportunidad. Al menos una, a cada quien, conforme a sus necesidades, debilidades, capacidades y circunstancias. Un desarrollo que se finque en ese común denominador en el que todos coincidimos por nuestra calidad de seres humanos, que genera esa base unívoca de certeza para ejercer nuestros derechos con firmeza pero con responsabilidad, para perseguir nuestros sueños, para pensar y creer en lo que queramos creer, respetando lo que sueñan y creen los demás.

Ninguno de nosotros debe quedarse atrás. Ninguna diferencia física, mental, de género o de grado de vulnerabilidad debe impedirnos vivir unidos para cambiar, con libertad y orgullo colectivo, todos los indicadores de una vez por todas.